Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Es por ello por lo que, a veces, las clases deberían ser más visuales que de costumbre. La imagen nos hace pensar y reflexionar acerca de su significado. Una imagen puede "emocionar" de mil maneras: forma afectiva (en el caso de que, por ejemplo, el alumno la asocie con algo personal), de forma estética (puede gustar o desgustar), de forma crítica (es un imput que lleva a la reflexión). Estas emociones pueden aprovecharse, así pues, para tareas comunicativas en el aula. Por supuesto, cuanto más interpretativa sea la imagen, más provechosa será la clase.
Con imágenes nos referimos a pintura, foto, vídeos..., y son múltiples las formas de explotarlas. Entre los ejercicios propuestos destacamos ideas como hacer que los alumnos se pregunten qué texto podría acompañar a una imagen y que lo escriban. También podemos hacerles reflexionar acerca del mensaje que se transmite con la misma o, por ejemplo, en qué contexto se podría acompañar.
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