martes, 9 de junio de 2015

¿Cómo hacer que los alumnos se impliquen en las tareas de interacción oral?

En este módulo hemos aprendido, principalmente, que hay dos tipos de motivación: la motivación extrínseca y la intrínseca. Estos dos tipos de motivación están presentes en cualquier actividad que hagamos en nuestra vida y, por ello, también en el aprendizaje de lenguas. La motivación extrínseca es la que nos empuja a hacer algo porque nos conduce a un resultado o compensación tangible:
buenas notas, un premio, etc. La motivación intrínseca, sin embargo, es la que nos lleva a realizar una actividad por el mero placer de realizarla, es decir, porque nos motiva por sí sola, debido a su atractivo o interés.

Puesto que "el aprendizaje es una disposición natural" del ser humano, la motivación también debería serlo tal. Pero llegar a ello requiere cierto entrenamiento.
Si extrapolamos esto a la clase de lenguas extranjeras, hemos aprendido que se puede lograr a través de 4 pasos fundamentalmente:

En primer lugar, es necesario una correcta distribución del aula. Es decir, los alumnos deben estar sentados de tal modo que les predisponga a la comunicación con el resto. El profesor deja de ser el centro de atención para pasar a serlo el propio alumno.
En segundo lugar, antes de actuar es necesario llevar a cabo una pequeña práctica. De este modo, los alumnos pierden el miedo a la interacción.
En tercer lugar, es interesante que los alumnos se enseñen entre ellos, puesto que este es el modo más efectivo de aprendizaje. Una vez más, el profesor no es el centro, sino sólo un guía o moderador en el proceso de aprendizaje.
En cuarto y último lugar, debemos relaizar actividades "de andamiaje" que escalen en el aprendizaje.

El aprendizaje se convierte, de este modo, en un proceso voluntario, motivado.

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